museo

Quería hacer chis y no me dejaron

Resulta que recibí una invitación para ver a Vilma, que venía a la Ciudad de México y, para mí era una muy buena oportunidad; y no solo por el gusto de verla en persona sino porque, desde hacía, tenía en mente la idea de enviarle mi novela y también hacerle un comentario de que yo daba terapias. Para quienes la conocen y han escuchado sus entrevistas podrán comprender por qué me interesaba esto.

Así que, me llegó el mail con un día de anticipación y estuve evaluando las posibilidades contra los compromisos agendados que tenía y, finalmente, decidí que sí iría para ver qué podría hacer; pensando en que cabría la posibilidad de que se reuniera una multitud y las cosas se complicaran, además de lo que provoca la lluvia. Finalmente la cuestión era arriesgar.

Así que en el camino, de una tarde con lluvia tranquila, sucedió algo curioso: cuando recorrí el Paseo de la Reforma venían a mi mente recuerdos de muchos eventos vividos por toda esa zona, desde hace varias décadas; algunos tenían que ver con impartir cursos, o reuniones de negocios, o de networking o de conferencias en la Academia de Medicina y Terapias Integrativas, en fin, pasaban los recuerdos frente a mis ojos, como en la pantalla de un cine, hasta que llegué al Museo de Antropología. Ahí a la entrada, el terrible espectáculo de estar oyendo a los vendedores de los puestos, gritando para que la gente les compre sus productos, así como algún mercado o como esos vendedores que se suben al Metro, pero bueno, así sucede en esta Ciudad de México.

A la entrada del museo estábamos unas ocho personas y le solicité a la encargada de la puerta del museo entrar para ir al baño y me dijo que no se podía, que el museo ya estaba cerrado. Eran las 6 de la tarde y justamente estaban cerrando. Le dije que lo único que quería era pasar al baño y me volvería a salir. Me dijo que no se podía, que el museo ya estaba cerrado y que estaban sacando a la gente que se había quedado.

Me llegó el recuerdo de cuando vivía en Londres. Un día, en una estación del Tube (Metro), le pregunte a un policía dónde había un baño. Y me dijo que había uno afuera del Metro, a unos metros de distancia. Pasaron unos segundos y me dijo: “salga, vaya al baño, y cuando regrese me avisa para dejarlo entrar de nuevo”. Y así lo hice. Cuando regresé el policía me dejo entrar de nuevo, sin pagar ¡Imagínate que algo así sucediera en México!

Bueno, pues hasta aquí la historia del título de este escrito.

Claro que había pensado en otros:

“Vilma y yo”, “Mi encuentro con Vilma”, “Vi a Vilma en persona”, “Vilma me autografío su libro”, “Le regalé mi novela a Vilma”, etc.

Lo más seguro es que haya más lectores con el título que le puse. Habrá que revisar las estadísticas.

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Dr. Silvano Leonardo

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Así que finalmente pues tuve que esperar. Afuera del museo, en la fila, tenía dos mujeres a mi lado una delante mío y otra atrás. La que estaba delante de mí me comentó que quería ir al baño; entonces le relaté lo que me sucedió con la encargada de la puerta,  vestida como una especie de policía auxiliar, que no me había dejado pasar. Me dio sus puntos de vista de lo desafortunado de la situación, que qué pena, qué lástima que así fuera.

La persona que estaba atrás de mí me comentaba de ruidos que se escuchabas por ahí cerca y me preguntaba a qué creía yo que se debían. Le dije que no sabía pero que, cuando llegué, estaban los vendedores de los puestos gritando y a lo mejor ese ruido raro, una especie de zumbido fuerte, provendría de ahí.

Finalmente como a las 6:30 o 6:40 h nos dejaron pasar y qué sorpresa al darme cuenta que, adentro del museo, junto al auditorio, donde se llevaría a cabo la presentación del libro de Vilma ya había una cola como de unas 60 personas, que seguramente entraron antes al museo y que no las sacaron, como me dijo la empleada de la puerta. Y, supongo, como ya estaban adentro pues aprovecharon para formarse afuera del auditorio. Fui directamente al baño, primero lo primero; después compré el libro de Vilma y ya había una cola mucho más larga, entonces hablé con las mujeres con las que estaba antes de entrar al museo y me permitieron incorporarme entre ellas.

En la espera para entrar, la persona que estaba atrás de mí, me comentó que se dedicaba al diseño de vestuario y de moda. Le comenté la idea de incorporar algo para mi marca personal en cuestión del vestuario y que yo había estado trabajando en eso. Me dio algunas sugerencias, ciertos lineamientos que me convendría seguir para que eso me funcionara.  Y con la persona que estaba delante de mí retomamos algunos detallitos del tiempo que estaba transcurriendo, la ida al baño, etc.

Finalmente, pasados unos 10 minutos y nos dejaron entrar. Nos pidieron sentarnos por filas, en el orden en el que estábamos formados.

La gente entró al auditorio con los celulares grabando la entrada, ya en sus lugares tomando fotos del escenario y selfies con la pantalla que anunciaba el evento. Interesante ver las caras y poses de la gente. Me quedé observando. Y después de algunos minutos, la mujer a mi derecha me preguntó ¿Quiere que le tome una foto? Le contesté que eso estaba pensando. La verdad es que no iba con la intención de hacer un reportaje o presumir en redes sociales que fui al evento. Ella insistió animosamente y acepté.

Pusieron algunos audios y la mujer que estaba mi derecha me comentó que lo que se escuchaba era el audiolibro de Vilma. Me enseñó cómo, en el libro, estaba escrito lo que se estaba escuchando.  Pusieron el audio como unas tres o cuatro veces, lo cual ya empezaba a hacer algo molesto. Por ahí de las 18:50 h llegó Vilma, con algunas personas. La gente aplaudió y se fue atrás de las cortinas del auditorio y por ahí de las 19:15 h más o menos fue cuando inició la presentación.

Como siempre, ella se mostró alegre, versátil y animosa. Inició su conferencia con unas diapositivas grandes que se presentaban en una pantalla muy grande, atrás de ella. Comentó algunos detalles de su vida, de la evolución de sus negocios y por supuesto consejos para crear la marca personal y algunos referentes de lo que aparece en su libro.

Al terminar atendió dos preguntas del público y dijo que eso era para poder dar tiempo a la firma para quienes queríamos que nos dedicara el libro.

Alguno de los coordinadores anunció que iban a pasar por filas, pero la gente se empezó a formar para subir al escenario en desorden. O sea, los vivillos, los oportunistas no faltan. Entonces hubo algunas quejas, los organizadores no hicieron nada, luego cuando más gente empezó a pararse, uno de los organizadores dijo que se esperaran que nos iban a llamar por filas. Lo cual no sucedió. La gente, de diferentes, filas de butacas del auditorio hicieron fila para la firma. Algunos se volvieron a sentar pero pasados unos minutos la gente volvió a pararse y formarse para la firma hacia el costado izquierdo del auditorio para subir al escenario.  Entonces la mujer que estaba sentada a mi izquierda fue a reclamarle a una de las supuestas coordinadoras, la cual dijo que iban a poner orden. Parece que los organizadores eran de la editorial.

Y pasados algunos minutos la gente seguía formándose sin seguir el orden por filas de butacas y los organizadores tampoco eran lo suficientemente hábiles para dar las instrucciones precisas y coordinar al público.

Luego yo me paré y fui con una coordinadora, le expresé que habíamos llegado desde las seis de la tarde, que fuimos los primeros en estar formados afuera del museo y ya había una fila de unas 60 personas que se adelantaron. Ella dio de algunas excusas diciendo que pues habían dado una orden equivocada, que la gente no había entendido, pero que además había otros que se aprovechaban.

Entonces varios decidimos simplemente pararnos y formarnos en la fila, para la firma, que seguía creciendo. Luego otro de los coordinadores dijo que no estaban haciendo caso y que se formaran en una sola fila.

Al estar en la fila para subir al escenario, donde estaba Vilma firmando los libros, empecé a platicar con la mujer que estaba mi izquierda de estas “cosillas” de la desorganización. Comentamos que así como tuvieron el detalle, cuando estábamos formados afuera del auditorio, de poner un post it con los nombres de cada uno, pegados en el interior de la solapa, para que, de esa manera, el autora del libro pudiera ver el nombre claramente de a quién dedicarlo, lo cual agiliza el proceso; pudieron haber numerado conforme la gente iba llegando. De esa manera hubiera sido más fácil y hubieran evitado a los usurpadadores de los lugares. Incluso se lo comentamos a la coordinadora pero desvarío dando respuestas absurdas.

Acercándonos un poquito más hacia el estrado, se me ocurrió preguntarle a la mujer que estaba a mi izquierda a qué se dedicaba, me dijo que a la edición y publicación de libros; lo cual obviamente me dio mucho gusto porque yo he estado trabajando en ese aspecto, en la publicación de mis libros: la novela, los cuentos, las microficciones, los ebooks de ejercicios y de técnicas de liberación emocional, etc., siempre con la idea de llegar a más personas para que se beneficien de esas lecturas. Le pedí sus datos, le di los míos, me explico un poquito más de lo que hacía y ya para ese momento, estábamos subiendo al escenario, quedaban pocas personas delante de nosotros y ya que le iba a tocar su turno se despidió de mí.

Me quedé pensando, con eso de las sincronicidades y señales de la vida si, en realidad, lo importante de haber ido no era tanto ver a Vilma, darle mi novela sino encontrarme con esta mujer para realizar algo profesional en conjunto. Está por verse.

Cuando uno ya está por llegar con Vilma una persona nos pide el libro para dárselo a ella y a mi lado derecho, está otra persona que nos pide el celular para tomarnos las fotos, lo cual me parece un buen detalle.

Cuando estuve con Vilma me preguntó: ¿Cómo estás? Le contesté que muy contento de verla persona y, mientras firmaba, le comenté que le traía mi novela, se la mostré y le expliqué que, de acuerdo a lo que había presentado en su conferencia, en ese momento, y otros, que había escuchado, me gustaría conocer más acerca de esos proyectos de colaboración que ha mencionado. Vio la portada de mi novela la leyó en voz alta y me dio las gracias. Le dije que quería autografiárselo, me dijo sí, siguió escribiendo la dedicatoria de su libro para mí. Entonces comprendí, en ese momento, algo que yo había pensado desde antes: “hubiera llevado autografiada mi novela para ella”. Sin embargo consideré que, por el tipo de persona que es, amable, muy entusiasta, muy comprensiva y empática seguramente, me diría: ¡Autografiámelo tú también! Pero en ese momento, supongo, por la presión de la fila, no sé cuántas personas estarían formadas ¿unas trescientas? Entonces simplemente me dijo que sí gracias y le comenté acerca de que le había oído, en una entrevista lo que ella comentaba de las terapias. Le dije: Y también soy terapeuta, me pongo a tus órdenes. Me miró a los ojos y me indicó que me pusiera en contacto en una de sus plataformas.

Los que estaban ahí coordinando me presionaban para que ya me moviera, para que pudiera pasar el siguiente. Entonces ahí, en la mesita pequeña, aproveché para escribir rápidamente una dedicatoria para ella, muy incómodo, muy presionado, muy rápido lo terminé, mientras Vilma ya estaba firmando otro libro; y le di a una de las empleadas o ayudantes mi novela para Vilma y un joven me devolvió mi celular.

Se cumplió lo que tenía planeado. Yo tenía pensado enviarle el libro por mensajería y escribir una carta para explicarle todo. Ahora voy a esperar un poco, porque en mi novela puse mi tarjeta con mis datos. Vilma me dijo que me pusiera en contacto con una parte de su organización. Así que esperaré unos días por si tengo una llamada antes, si no pues me pondré en contacto con ellos.

Esa es la historia. Te la estoy platicando sin mucho cuento. Casi, casi como fueron sucediendo los hechos. No quiero terminar este relato con alguna conclusión o moraleja.

Más bien me gustaría que tú, después de haber leído esto, sacarás tus conclusiones, de qué te sirvió leerlo, qué le sacas de provecho y que lo escribas y me lo hagas saber.

¿Vale?

Saludos

Dr. Silvano Leonardo

P.D. Al salir del museo decidí tomar un autobús de los rojos que han puesto por varias avenidas de la ciudad. Tardó bastante para que se apareciera uno, completamente lleno. No se podía subir al 2do piso. Después de un tiempo, cuando se despejó un poquito, logré ver que al fondo del autobús, había espacio. Caminé hacia el fondo, y me senté en uno de los cuatro o cinco lugares vacíos de color rosa. La mujer a mi lado me dijo, que esos lugares eran para mujeres y me iban a quitar.

Claro que estoy consciente de eso, desde hace varios años. Sin embargo, en los trolebuses nuevos si permiten que se sienten los hombres en los lugares rosas.

La mujer me volvió a decir que me iban a quitar.

Entonces le comenté que el autobús iba completamente lleno, al frente, todos apretados y no había lugar en el segundo piso.

Estuve a punto de decirle ¿Sabe lo que sentimos los hombres al ser discriminados?

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Nota 1

Después de escribir este relato decidí probar con la inteligencia artificial, para realizar algunas versiones, al estilo de escritores famosos.

Te dejo el enlace para que las veas

  1. “El Encuentro Encantado: Magia y Misterio en el Museo”
  2. “En las Sombras del Museo: Un Encuentro con el Desconocido”
  3. “La Larga Espera en el Museo: Un Viaje a la Absurdidad”
  4. “El Evento en el Museo: Lluvia, Caos y Destino”
  5. “El Encuentro en el Museo: Un Viaje de Conocimiento”
  6. “Quería hacer chis y no me dejaron”

Y te invito a que después de leerlas me digas los nombres de los escritores que, según la i.a., así los hubieran escrito.

¿Te animas? Así nada más porque tienes ganas ¿O necesitas un incentivo?

Escríbeme un mensaje al Whats

Saludos

Dr. Silvano Leonardo
Constelador familiar y organizacional
Terapeuta atemporal sistémico
Master & Bridge Coach
Escritor
Comunicador

Vilma viendo mi novela

Afortunadamente la persona que me tomó la foto, tuvo la iniciativa de tomarme varias. Así que en una de ellas aparezco mostrándole mi novela a Vilma.

Nota 2: Pondré otras fotos en las versiones de escritores famosos.

Nota 3: Próximamente pondré un texto de cómo relaciono esta publicación con con la Gestión del Cambio y Adaptabilidad en el Ámbito Profesional.. Date tus vueltecitas

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