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En las Sombras del Museo: Un Encuentro con lo Desconocido

En medio de una lúgubre tarde nublada, recibí una carta, sus letras oscuras y sinuosas describían la llegada de Vilma a la Ciudad de México. Este encuentro no era meramente un acto social; tenía un propósito más profundo y arcano. Desde hacía tiempo, había albergado la idea de presentar mi novela y la importancia subyacente de la misma a Vilma y discutir con ella mis terapias, aquellas prácticas que bordean lo sibilino. Quienes han escuchado sus entrevistas sabrán por qué este encuentro me llamaba con una intensidad casi sobrenatural.

El mensaje había llegado con una premura inquietante, apenas un día antes. Evalué mis posibilidades, sopesando las complejidades de mi agenda, pero al final, la decisión se hizo clara. Iría a ver a Vilma, aunque la tormenta que se cernía sobre la ciudad parecía un presagio ominoso.

El día del evento, mientras atravesaba el Paseo de la Reforma bajo una lluvia persistente, mi mente se inundó de recuerdos oscuros y memorias nebulosas. Cada esquina evocaba eventos antiguos: cursos impartidos en sombras, reuniones de negocios bajo luces parpadeantes, y conferencias en la Academia de Terapias holísticas, un lugar envuelto en misterios que nunca se disiparon por completo.

Finalmente, llegué al Museo de Antropología. Los vendedores ambulantes gritaban como seres de otro mundo, sus voces resonando con un eco casi sobrenatural. El museo, con su fachada imponente y casi sepulcral, parecía un templo antiguo, guardián de secretos olvidados.

A las seis de la tarde, el museo ya estaba cerrando. Una pequeña multitud, unas diez personas, se había congregado en la entrada. Le pedí a la encargada, una figura sombría con un uniforme que recordaba a los guardianes de algún culto antiguo, que me dejara entrar para usar el baño. Su negativa fue firme, como una sentencia irrevocable. Así que me quedé esperando junto a dos mujeres, compartiendo nuestras frustraciones y ansiedades.

Cerca de las seis y media, nos permitieron entrar. Al llegar al auditorio, me sorprendió ver una fila de unas sesenta personas que ya estaban adentro del museo. La multitud parecía una congregación de seres silenciosos, esperando ansiosos algo más allá de la comprensión mundana. Rápidamente fui al baño y compré el libro de Vilma. Encontré a las mujeres de antes en la fila y me uní a ellas.

Mientras esperábamos, una mujer detrás de mí mencionó que se dedicaba al diseño de vestuario y moda. Sus palabras eran como susurros de un arte antiguo, y hablamos sobre cómo podría incorporar algo para mi marca personal. Con la persona delante de mí, compartimos anécdotas sobre el tiempo de espera y la necesidad de ir al baño, como dos almas perdidas en un purgatorio moderno. Finalmente, nos dejaron entrar al auditorio y nos pidieron que nos sentáramos en orden.

Pusieron algunos audios, y la mujer a mi derecha me dijo que era el audiolibro de Vilma. Me mostró el libro, donde venía el texto que estábamos escuchando. Tras varias repeticiones, el ambiente empezó a ponerse tenso, como si una sombra invisible se extendiera sobre nosotros. A las siete en punto, Vilma llegó, y el auditorio estalló en aplausos. Ella se dirigió tras el escenario, y la presentación comenzó alrededor de las siete y cuarto.

Vilma, con una presencia casi sobrenatural, comenzó a hablar sobre su vida, la evolución de sus negocios y consejos sobre cómo crear una marca personal. Al finalizar, respondió a dos preguntas del público y anunció que firmaría libros.

Uno de los organizadores pidió que pasáramos por filas, pero la gente se formó en desorden, como en un ritual caótico. Aunque hubo quejas, los organizadores no hicieron nada. Decidí unirme a la fila, y mientras esperaba, discutí con la mujer a mi izquierda sobre la desorganización. Comenté que habría sido útil numerar a la gente al ponerles los post-its con sus nombres, pero no habían pensado en eso.

Ya cerca del escenario, pregunté a la mujer a mi izquierda a qué se dedicaba. Me dijo que era editora y publicaba libros, lo cual me alegró enormemente, dado que he estado trabajando en la publicación de mis propios libros. Intercambiamos datos y le expliqué más sobre mi trabajo.

Al llegar al escenario, una persona nos pidió los libros para dárselos a Vilma, y otra nos pidió el celular para tomarnos fotos. Cuando estuve con Vilma, me preguntó cómo estaba. Le comenté que estaba muy contento de verla y mientras firmaba, le mostré mi libro y le expliqué mi interés en colaborar. Ella leyó la portada y me dio las gracias. Le mencioné también que daba terapias, y me dijo que me pusiera en contacto con su organización. Los coordinadores me apremiaban para moverme, así que rápidamente escribí una dedicatoria para ella y le di el libro.

Finalmente, salí del museo satisfecho por haber cumplido mi objetivo. Ahora, espero una respuesta de Vilma o de su equipo. Si no la recibo, me pondré en contacto con ellos pronto.

Espero que mi relato te inspire y te motive para decirme qué te dejó la lectura ¿Lo harás?

Saludos,

Dr. Silvano Leonardo
– Instructor
– Constelador familiar y organizacional
– Terapeuta atemporal sistémico
– Master & Bridge Coach
– Escritor
– Comunicador

Nota 1:

Esta es una de las versiones, de escritores famosos,  que le pedí a la i.a., me hiciera de mi escrito original. Te pongo abajo las versiones. Una de ellas es la original.

  1. “El Encuentro Encantado: Magia y Misterio en el Museo”
  2. “En las Sombras del Museo: Un Encuentro con el Desconocido”
  3. “La Larga Espera en el Museo: Un Viaje a la Absurdidad”
  4. “El Evento en el Museo: Lluvia, Caos y Destino”
  5. “El Encuentro en el Museo: Un Viaje de Conocimiento”
  6. “Quería hacer chis y no me dejaron”

Y te invito a que después de leerlas me digas los nombres de los escritores que, según la i.a., así los hubieran escrito.

¿Te animas? Así nada más porque tienes ganas ¿O necesitas un incentivo?

Escríbeme un mensaje al Whats

Nota 2: En las otras versiones te pongo otras fotos.

Las fotos en donde aparezco con Vilma, están en la versión original.

Nota 3: Próximamente pondré un texto de cómo relaciono esta publicación con las constelaciones familiares. Date tus vueltecitas

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